En tal sentido, es un refrán relacionado con los valores del esfuerzo, la constancia y la perseverancia.
Aparentemente, este dicho proviene de las pruebas de las lucha o las justas en tiempos antiguos, que tenían por norma dar por vencida la contienda tras el tercer derribo del contrincante.
Otras fuentes señalan que provienen de la formación romana, que disponía a los soldados más valerosos en la tercera fila para dar las estocadas finales (adtriarios ventum est). Sin embargo, esta tesis no ha sido debidamente probada, y la mayoría de las opiniones expertas abogan por situar su origen en las justas medievales.
El uso del refrán «A la tercera va la vencida» es muy común en la actualidad. La mayoría de las veces se emplea en relación con un evento o asunto de relativa importancia que no ha corrido bien al primer intento.