La evaluación comparativa o benchmarking es un proceso de medición continuo y sistemático que compara continuamente los procesos empresariales de una organización, con los de otra, considerada líder o exitosa, sin embargo, debo aclarar que esta técnica consiste en aprender lo que está haciendo el otro y entonces adaptar o aplicar a sus propias prácticas según lo aprendido.
Muchas organizaciones caen en el error de solamente copiar sin aprender, convirtiendo al método en perjudicial y castrador para la organización que lo aplica de esa manera, sin medir el impacto en sus trabajadores y clientes…
El benchmarking personal consiste en analizar la forma en que se desenvuelven aquellos que son más eficientes, tienen más reconocimiento y consiguen mayores logros para identificar actitudes, comportamientos o habilidades que pueden llevarnos a crecer como profesional y convertirnos en trabajadores más aptos para esquivar el principio de Peter.
El principio de Peter se trata de una propuesta presentada en la década de 1960 por el profesor canadiense de Educación Laurence J. Peter que afirma que “en una jerarquía, todo empleado tiende a ascender hasta su nivel de incompetencia”.
El benchmarking aplicado en nuestro día a día puede ser una herramienta muy útil siempre y cuando sepamos identificar de manera correcta quien o quienes son aquellas personas que debemos usar como parámetro a seguir, para poder mejorar en esas áreas de oportunidad que se nos presentan, pero tratando siempre de darle un valor agregado que nos permita no solo mejorar, sino ser los mejores.
El benchmarking no debe ser un proceso transitorio, sino un análisis a largo plazo. Recuerda, el propósito es enriquecernos continuamente y crecer, haciéndonos mejores y más aptos.
Esta es la pregunta poderosa del martes ¿Con quién harías benchmarking personal?