Tanto los objetos como las relaciones humanas se encuentran sujetas a desgaste, cosa que es captada por la sabiduría popular a través de este refrán. Mientras una experiencia es novedosa, todo luce eficiente, fresco o positivo.
Por lo tanto, en el refrán se expresa una relación entre beneficio y desgaste. A menor desgaste, mayor beneficio. El dicho aplica a muchas situaciones. Cuando una persona cambia un artículo viejo por uno de estreno, se sentirá recompensada por su eficiencia y lo valorará por encima del anterior. Por ejemplo, cuando se cambia de teléfono móvil o se estrena un pantalón.
Esto mismo ocurre, metafóricamente, con las relaciones humanas y determinadas situaciones sociales. Cuando una persona da inicio a una nueva relación, todo apunta a un buen pronóstico.